Enric Rovira, un apasionado del trabajo creativo, de la innovación, de la calidad, de la perfección, donde en el chocolate encontró el aliado perfecto para poder llevar a cabo sus inquietudes.
Imaginaba una nueva manera de desarrollar el oficio que le enseñó su padre (Pastisseria Rovira, Barcelona) y que vivió desde muy pequeño, pero respetando y admirando los valores más auténticos de la tradición que en parte ya se había perdido.
Y en 1993 empezó todo. Rovira abrió su propio obrador, donde ha llegado a crear piezas de chocolate de grandes dimensiones, de hasta 6 metros y 400 kg, fabricadas, entre otras, para el Gran Teatro del Liceo, la Agencia Espacial europea o para el ya cerrado elBulli de Ferran Adrià.
El genio del chocolate.
Encontraréis más información en www.enricrovira.com